Corro en tus caminos y no me canso
Por Lissette RodrĂguez
CrecĂ en un hogar cristiano, mis padres se encargaron de sembrar esa semilla de amor y devociĂłn por Dios en mi corazĂłn. Alrededor de mis 12-13 años de edad, tuve los encuentros más hermosos con Dios, estaba totalmente enamorada de Él, me encantaba sentirlo tan cerca, me encantaba seguir sus caminos y ver cĂłmo Él se glorificaba en mi vida como recompensa por seguirlo tan fielmente; simplemente me regocijaba en sus estatutos. Pensar ahora en ese tiempo me llena de completa felicidad y ternura, porque aĂşn cuando era simplemente una niña, vivĂa en un mundo de adultos, pues cuando asistĂa a mis devocionales en la iglesia, siempre solĂa estar rodeada de personas de más de 20 años de edad, recuerdo que me sentĂa bastante orgullosa de mĂ, y contenta con todo lo que me ocurrĂa, Dios me usaba como barro en sus manos, como instrumento de adoraciĂłn y alabanza.
Posteriormente, las cosas en mi familia no fueron yendo del todo bien, pues los dos pilares fundamentales en mi hogar se estaban debilitando espiritualmente, y eso abriĂł muchas puertas al enemigo, dejamos de ir a la iglesia, y de buscar a Dios en lo Ăntimo. IniciĂ© mi bachillerato, y como ya estaba frĂa en su palabra me dejĂ© llevar por un sinfĂn de emociones tontas que surgen durante la adolescencia, y poco a poco empecĂ© a perder todo lo que el Señor me habĂa regalado en determinados momentos. Sin embargo, en mĂ siempre estaba ese temor por Dios cada vez que hacĂa algo que pudiera contristar su espĂritu (ya era conocedora de la palabra), pero aĂşn asĂ lo hacĂa, con culpa y remordimiento, pero lo hacĂa igualmente (decir malas palabras, mentiras, escuchar mĂşsica que no me edificaba, etc.). Casi 6 años despuĂ©s, retomĂ© sus caminos, pues la vida que llevaba no podĂa ser llamada vida, necesitaba dar cambios rotundos a muchos aspectos de ella.
El autor del Salmos 119 empieza el versĂculo 25 diciendo “postrado estoy en el polvo” (NVI), y viene inmediatamente a mi memoria cuando más alejada estaba de Dios, con el alma abatida y llena de suciedad, porque sĂłlo en Él se encuentra el orden, la plenitud de gozo, pues Él es vida eterna (Salmos 16:11 PDT), es por eso que encontramos la verdadera razĂłn de vida cuando caminamos conforme a su palabra, y estando ahĂ agarraditas de su mano, todo empieza a ordenarse, limpiarse y verse con claridad en nuestras vidas .
Cuando sentimos que no podemos más, que no encontramos solución alguna, siempre solemos recurrir a Dios, es de hecho en las peores situaciones cuando más los buscamos.
Pero cuando dejamos de lado ese interĂ©s de por medio, de buscarlo sĂłlo para recibir algo a cambio y nuestra bĂşsqueda empieza a ser genuina, somos capaces de decirle “enséñame tus decretos/estatutos” (Salmos 119:26), pues quiero caminar en ellos, ¿estás tĂş dispuesta a que el Todopoderoso te enseñe el mejor camino? Recuerda que Él te escucha y responde. Pero el andar con Dios, no siempre es como nosotras queremos que sea, sino como Él lo decide (Romanos 12:2), aunque no entendamos sus planes, debemos de tener completa confianza, recuerda que Él conoce hasta cuántos cabellos hay en tu cabeza (Lucas 12:7) ¿no conocerá quĂ© es lo que realmente necesitas? PĂdele entender el camino de sus mandamientos, para que asĂ puedas mantenerte en paz y maravillarte en lo que te ha dado (Salmos 119:27). Pues cuando por fin depositamos nuestra confianza en Él y sabemos que todo está bajo control, podemos ser realmente felices, podemos tener la mejor sonrisa en medio de la tormenta, porque al final sabremos que todo va a estar bien.
Como humanos, nos enfrentamos constantemente a las tentaciones del mundo, pues nuestra naturaleza es el pecado, habrán ocasiones donde por más que estemos caminando con Él, el diablo querrá desviarnos de su camino, hará todo lo posible para lograrlo, y si no somos lo suficientemente fuertes terminaremos apartándonos, tal como me pasĂł a mĂ , mientras lees esto por favor repite en voz alta: “alĂ©jame de los caminos torcidos, sustĂ©ntame en tu palabra”- (Salmos 119: 28-29). Mujer, vivimos en tiempos difĂciles, tiempos de angustia y necesidad, pero Dios es tu papá, Dios te ama y no te dejará sola, no dejes que de angustia se deshaga tu alma. Como mujeres que amamos su palabra, que caminamos en su ley, demos buen testimonio cada vez que nos encontremos con las amenazas que el enemigo pone a diario en nuestra vida, pues Ă©l sĂłlo quiere entorpecer los planes de Dios, ¡no lo dejes!
Como ya habĂa mencionado antes, despuĂ©s un buen tiempo, decidĂ volver a los pies de Cristo, Él me perdona cada dĂa porque por amor a mĂ y a todas ustedes muriĂł en una cruz, y sus vidas tienen precio de sangre (Efesios 1:7-8). Yo, a la edad de 16 años decidĂ decirle NO a las cosas que me ofrecĂa el mundo, y SĂŤ a las bendiciones que tiene Dios para mi vida. Pues es el mejor camino que podemos elegir, y cada dĂa le pido que por favor jamás permita que yo me aparte de su lado, porque ya morĂ para el mundo, y quiero vivir para Él por siempre (Salmos 119: 30-31). ¿Estás dispuesta a hacer lo mismo?
Una vez que abrimos las puertas de nuestro corazón a Dios, y conocemos y amamos la ley del Señor, deseamos conocerla más y amarla mucho mejor, por eso corremos sin cansarnos por el camino de su ley, nos deleitamos en ella. (Salmos 119:32).
Responde:
1. Memoriza el Salmos 119:32
2. Pon la mente a volar y has tu propio diario creativo
3. Comparte con todas cĂłmo solĂas ser antes y cĂłmo eres ahora caminando en los estatutos del Señor (testimonios).
4. Recuerda copiar los versĂculos bĂblicos que más te hablaron y organĂzalos segĂşn el cĂłdigo de color de la Biblia.
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