Un espacio para compartir la palabra de Dios y crecer en ella.

Con todo el Corazón





Con todo el Corazón
Por Gisela Méndez  



         Lee este hermoso fragmento del Salmos 119 del 33 al 40.


33. Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, Y guardaré hasta el fin. 34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley; Y la cumpliré de todo corazón. 35. Guíame por la senda de tus mandamientos; Porque en ella tengo mi voluntad. 36. Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia. 37. Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. 38. Confirma tu palabra a tu siervo, Que te teme. 39. Quita de mí el oprobio que he temido: Porque buenos son tus juicios. 40. He aquí yo he codiciado tus mandamientos: Vivifícame en tu justicia.

Admiro mucho la capacidad del salmista al comunicarse con Dios y poder expresar su oración a través de palabras tan hermosas, palabras que salen de su corazón; con el fin de pedir esa hermosa sabiduría para poder crecer en sus mandamientos.

¿Alguna vez has pedido algo con todo el corazón? Sin duda alguna el que te haya escuchado habría accedido a tu petición por el simple hecho de pedirlo de corazón. Es que cuando disponemos el corazón en las metas que queremos lograr, todo se planifica y se obtienen grandes resultados. (Mateo 6:21)
En este fragmento del Salmo 119, se ve a simple vista que el salmista pone su corazón en esta oración,  pidiendo sabiduría para guardar la ley del Señor, y no solo guardarla, sino también cumplirla como ya lo he mencionado; con todo su corazón.

Como docente he escuchado un dicho que ahora entiendo con plenitud: “No hay nada más difícil que enseñar a alguien que no quiere aprender” y es totalmente cierto, he tenido estudiantes que con su actitud te demuestran que no desean aprender, aun si, como docente inventas un sinfín de estrategias para enseñarle, pero si no quiere aprender, no sirve de nada.

De la misma manera es con Dios, Él es el maestro por excelencia y siempre está dispuesto a brindar sabiduría a todo aquel que la pida, a todo aquel que esté interesado, y la dará abundantemente y sin reproche (Santiago 1:5). Pero hay que desearlo, decirle al Señor: ¡Enséñame!, que de seguro pondré atención.

Y mientras pongas atención; guarda la palabra hasta el fin de tus días, con entendimiento ponla en práctica con todo el corazón. Dejando las emociones a un lado, pues no importa si eres esposa, mama, emprendedora, estudiante, ama de casa... lo que sea que hagas en la etapa en la que te encuentres hoy; ¡Hazlo con el corazón! ¡Con propósito!, ¡con intención!, ¡con amor! Así la vida será mucho más fructífera si haces todo con el corazón. (Deuteronomio 4:6)

Tus pasos ya serán más certeros pues Dios guiara tu senda en sus mandamientos y entenderás que sus caminos son mejores que tus caminos, y sus pensamientos, mejores que tus pensamientos (Jeremías 29:11),  es decir; su voluntad es muy buena para ti, deléitate en ella y pon tu voluntad enlazada con la de Dios.

Inclina tu corazón a esa voluntad que traerá paz a tu vida, una paz que no solo es un sentimiento de tranquilidad, sino esa paz que trae orden conforme a la voluntad de Dios. Que te ayudara a tomar buenas decisiones y seguir el camino de rectitud e integridad en todo lo que emprendas, sin avaricias ni codicias. (Hebreo 13:5)

Debes darle completa libertad a Dios para que moldee por completo tu vida y tu carácter en medio de la adversidad. Cuando veo películas de acción, siempre se presentan escenas fuertes y cuando sé que se acercan ese tipo de violencia, aparto mis ojos de la pantalla, pues no quiero ver el dolor que sentirá el protagonista con algún golpe. Pero soy yo la que decido apartar la vista de la pantalla, de igual manera te motivo a que apartes la vista de aquellas cosas que perjudican tu vida espiritual (Proverbios 4:24 y 28:13) y que al igual que el salmista, puedas decirle a Dios que te ayude para que esto sea posible y así puedas vivir más y más conforma a su palabra, avivando tu corazón en sus caminos.

Y es allí donde veras sus promesas cumplidas en tu vida, pues Dios no es un Dios de “si” o “no” sino un Dios de promesas. Las cuales confirma a aquellos que le son fiel y que le respetan. Que tu propia conciencia responda a tu rectitud y ella misma te lleve a ver las promesas del Señor cumplidas en tu vida, te digo, no hay nada más hermoso que se compare a ello. (1 Reyes 8:56)

Y es a través del cumplimiento de sus promesas que vas a sentir la verdadera libertad en Cristo, pues la libertad más profunda, la que el alma realmente necesita, no es la libertad de hacer o no hacer ciertas cosas, sino la libertad para convertirnos en la persona que Dios quiere que seamos (Santiago 1:25), una persona que decide quitar de su vida todo aquello que no le hace crecer en el Señor, todo temor, toda rebeldía, toda duda y se ampara en la justicia del Rey de su vida.

Esfuérzate por demostrar el amor a Dios anhelando día a día sus mandamientos (Josué 1:7), obteniendo vida nueva en su justicia, queriendo demostrar los resultados de tu salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. Pues Dios trabaja en ti y te da el deseo y el poder para que hagas lo que a EL le agrada (Filipenses 2:13), que de seguro te agradara a ti también, y así cumplas sus sueños acá en la tierra, guardando su ley de todo corazón. (Jeremías 29:13)

Profundizando:
1. Copia los versículos bíblicos que más te hablaron o gustaron  y organízalos según el código de color de la Biblia. MEMORIZA SALMOS 119: 34
2. Lee y escribe Jeremías 29:13, ¿Cómo puedes poner este versículo en práctica hoy?
3. Dibuja un corazón (no en el diario creativo), escribe sobre donde necesitas la limpieza de
Dios diariamente en una o varios lados específicos del mismo en tu vida ahora mismo.
5. Lee Mateo 6:21, escribe tu reflexión sobre este versículo.
6. Realiza el diario creativo utilizando la hoja anexa de imágenes, recorta las imágenes  y haz tu propia creación. Manos a la Obra.

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