Por Gisela Méndez .
La feminidad no es un accidente biológico. No es una cuestión del azar. Dios fue intencional cuando nos hizo mujer. Y quiere que descubramos, aceptemos y nos deleitemos en la belleza de Su diseño espectacular. Él quiere que disfrutemos algo mucho más precioso que las imitaciones baratas y los plagios del mundo.
Si leemos Efesios 2:10, el escritor nos recuerda de dónde venimos, somos obra preciosa del gran maestro. Dice, que somos hechas nuevas en Cristo Jesús, pues al acercarnos a Él y aceptar su voluntad en nuestras vidas, nos hace mujeres nuevas, borrando nuestras limitaciones y haciéndonos parte de su reino, preparando planes maravillosos para cada una de nosotras, con el fin de alcanzar Salvación para nuestras almas, y esa Paz que sobrepasa todo entendimiento.
La definición de identidad y el diseño —el diseño de Dios— cada vez se minimizan más, si no es que se ignoran. Estamos forjando un legado de competencia de géneros y confusión. Pero Dios nos ha llamado a aceptar y celebrar aquello para lo que Él nos creó.
Nos creó para adorarle, para ser felices, para tener una vida en abundancia, cimentadas en esa roca eterna, para ser mujeres ejemplares, que marquen la diferencia en tiempos extremos, que edifiquen a su familia y dejen un legado de paz y bendición.
La Biblia presenta el diseño de la verdadera feminidad, que se aplica a todas las mujeres, de cualquiera edad y en cualquier etapa de la vida, ya sean ancianas, jóvenes, solteras, casadas, divorciadas, viudas, con o sin hijos, como sean. Su diseño aplica a mujeres de cualquier personalidad, nivel educativo, carrera, estado socio-económico y cultura. El diseño de Dios trasciende costumbres sociales, tiempo y circunstancias.
La mayoría de nosotras hemos aprendido (¡¿de la manera más difícil?!) que debemos seguir el manual del fabricante, si queremos colocar las piezas correctamente. Hace tiempo mi esposo compro una mesa para nuestro estudio en la casa, y cuando comenzamos a armarla, hicimos a un lado el manual de instrucciones. Llevábamos más de una hora armando la mesa, y al finalizar nos sobro algunas piezas y la mesa no se veía del todo bien.
Allí nos vimos obligados a leer el manual, y decía: “si sigue las instrucciones al pie de la letra armara esta mesa en 30 minutos”. Y ahora, seguimos las instrucciones paso a paso y logramos armar la mesa a la perfección.
Estábamos muy felices de que el fabricante de esa mesa incluyera las instrucciones. El diseñador de un producto es quien mejor conoce el producto. El diseñador es quien sabe cómo y por qué fue hecho, cómo armarlo y cómo funciona.
Los mismos principios se aplican a nuestra vida. Nuestro Creador es quien mejor nos cono-ce. Él es quien sabe cómo y por qué nos creó varón y mujer. Como el Diseñador, Él sabe la manera correcta de ordenar e integrar nuestras vidas y relaciones: conforme al diseño que ha proyectado. No lo ignoremos como hicimos mi esposo y yo con el manual para armar la mesa, leamos desde el principio, sigamos los pasos ya establecidos y veremos la diferencia.
Jesús puede cambiarte, reordenar las piezas de tu vida y colocarlas según Su designio, de modo que tu vida se convierta en un objeto de belleza y utilidad. Donde seas la protagonista feliz de tu historia, no con la paz pasajera que da el mundo, sino con una paz y llenura que traspasa todo entendimiento.
Entonces ¿Qué es exactamente una Mujer Verdadera? ¿Una Mujer que sigue el Diseño de Dios? Es simplemente una mujer que está siendo moldeada y formada de acuerdo al diseño de Dios. Es una mujer que ama a Jesús y cuya vida está cimentada en Cristo, arraigada a Él y capacitada por Cristo y Su evangelio. Por consiguiente, es una mujer que toma en serio el conformar sus pensamientos y acciones con lo que dice la Biblia acerca de cómo es ella y cómo debe vivir. Es una mujer que rechaza el patrón del mundo para la feminidad y que, en cambio, se deleita en usar la marca del diseñador, de Dios.
¿Te animas a usar la marca de tu diseñador original?
Profundizando.
Responde:
1. ¿Qué es lo que más te cuesta controlar de tu personalidad?
2. ¿Cómo puedes en Dios enfrentar esa debilidad y quitarla de tu vida?
3. ¿Crees que has vivido conforme al Diseño Original de Dios? ¿Por qué?
4. Lee Efesios 2:10. Escribe lo que más te guste de este texto.
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