Un espacio para compartir la palabra de Dios y crecer en ella.

Mujer, Dios te ve Dispuesta


Por    Elizabeth Méndez  


¿Sabías que como mujer fuiste creada a su imagen, comprada con precio de sangre, creada para grandes propósitos? Dios quiere que estés dispuesta en amor, con plenitud, sin repelos y con alegría de corazón. (Génesis 1:27)

Es por ello que debemos evitar las excusas, todas podemos servir a Dios en diferentes áreas. Dios quiere que le sirvamos con actitud, con amor y disposición. No dejemos que pasen los años sin hacer nada para Dios; seamos oidoras de la palabra, pero también hacedoras. (Santiago 1:22).

Como mujeres podemos servir en diferentes maneras según el don que Dios nos dio. Debemos servir a Dios con alegría, con sencillez de corazón, estar dispuestas hacer el trabajo de buena manera; cumpliendo la voluntad de Dios, con temor y temblor. (Filipenses 2:12).

Pues servir a Dios es la mejor carrera. Ya que al aceptar a Jesús como nuestro salvador; desde ese momento, Él tiene un plan hermoso para nosotras, un propósito, quiere usarnos y desarrollar en nosotras: habilidades, talentos y dones, y así a través de nuestra vida cristiana poder testificar de su gran amor. En ocasiones nos gusta evadir las responsabilidades que se nos dan como hijas de Dios y no deseamos trabajar para su obra, ni apoyar a las actividades de la iglesia y menos querer ayudar y servir a los demás.

El mejor ejemplo de servicio lo vemos en Jesús, pues no vino a que le sirvieran, sino vino a servir a los demás; y a dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). El don de servir o estar dispuesta es seguir el ejemplo de Jesús, tener esa disponibilidad de dar, estar lista para cumplir con lo que nos asignen en cualquier actividad, más que para agradar al hombre es agradar a Dios (Efesios 6:7).

La biblia nos habla de una mujer que estuvo dispuesta a servir a Dios; su nombre es Priscila. Cada vez que se menciona siempre va acompañada con su esposo Aquila. Vemos que los dos eran de un mismo sentir y trabajaban en la obra de Dios. Vivían en Roma pero por mandato del emperador Claudio los expulsaron, y encontraron refugio en la gran ciudad de Corinto. Allí conocieron a Pablo; quedándose a vivir con ellos, trabajaron juntos fabricando tiendas de campañas. Vemos a una mujer, practicando la hospitalidad, recibiendo en su casa al apóstol. Para Priscila sería un privilegio grande tener a Pablo viviendo bajo el mismo techo, aprendiendo de él, no solo de su enseñanza sino de cómo predicar y evangelizar a todos los necesitados.

Priscila fue una verdadera cristiana y discípula de Jesús; se apegó a Cristo y a Pablo que podía enseñarle más del mensaje de salvación, ayudo a muchos, como por ejemplo a Apolos a hacer lo mismo. Fue fiel a los cristianos hasta el punto de arriesgar su vida por ellos. Abrió su casa para la obra de Dios, siempre trabajo de la mano con su esposo. Formaban un matrimonio ejemplar, pues hacían todas las cosas juntos y en armonía. (Hechos 18: 1 al 28)

Nuestra misión como mujeres cristianas es siempre estar dispuestas a servir, y debe ser, sin importar qué, ni donde, ni para quien. Si lo hacemos con un espíritu correcto sirviendo a Dios, todo lo que hagamos debe ser hecho con amor. (1 Corintios 16:14) ¡Estemos siempre dispuestas a servir a Dios de todas las formas posibles!

Aunque Priscila trabajo junto a Pablo no se quedó siendo su sombra, sino que se destacó por su amor al servicio y enseñanza, la cual compartió a muchos que necesitaban. Debemos ser mujeres como Priscila, no demos pie para el desánimo, sino ocupemos nuestro tiempo, perfeccionando nuestras capacidades y espíritu inquebrantable.

Comencemos a vivir una nueva vida como verdaderas hijas de Dios y demos gracias a nuestro Padre porque nos escogió para servirle. Recuerda que lo que siembras recogerás (Gálatas 6:8). El gran plan de Dios para nosotras es vernos como mujeres dirigentes, consejeras, valientes, pacificadoras, prudentes, humildes, obedientes, trabajadoras, fieles y leales. Que cada una de nosotras sea en Cristo una mujer virtuosa, para su gloria y honor. ¡Has abierto tu casa para recibir amigos, aconsejar personas queridas hablar de Dios o solamente para tener un momento de conversaciones simples!


Creciendo en El


1. Marca según el código de color de la biblia los versículos de este devocional y copia aquellos en los cuales Dios te ministró. Memoriza (1 Corintios 15:58)
2. ¿Estas siendo usada para discipular a otros? ¿De qué manera?
3. En tu caminar como cristiana ¿Dejas huellas para bien o para mal? ¿Cómo es tu testimonio?

4. Te reto esta semana a que invites a un amigo, familiar o vecino y compartas la historia de esta mujer maravillosa, por último ora por esa persona y dale un fuerte abrazo.

5. Ora durante la semana y pídele a Dios que te haga una mujer dispuesta para servirle en cualquier momento. Cópiala en tu diario de oración junto con los versículos que Dios te ministre.

6. Escucha la canción: Servir A Cristo de Migdalia Rivera y escribe como te identificas con los dones que Dios te da.








DESCARGA EL DEVOCIONAL. 

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