Por Gisela Méndez
Maduramos emocionalmente cuando buscamos ayuda y admitimos nuestros errores. Y es algo difícil cuando luchamos con nuestro orgullo y no queremos mostrar nuestra debilidad, pues para algunas de nosotras es importante que siempre nos vean “fuertes”. Pero si le permitimos al Espíritu Santo trabajar en esta área de nuestra vida y quitar todo orgullo podemos confesar nuestros pecados y alcanzar misericordia.
¡Así que corramos! Si; corramos. Y es que cuando leemos la historia de María la madre de Jesús, luego de controlar sus emociones y recibir la palabra del Ángel aceptando el propósito de Dios para su vida, la biblia nos relata en Lucas 1:39 al 56, que fue de prisa a la casa de su amiga Elizabeth la cual a través de la llenura del Espíritu Santo le confirma ese hermoso milagro de ser la elegida para el milagro del Señor. Esas palabras ayudaron a María a entender y estar más segura de ser la escogida para este hermoso milagro, alabándolo con hermosas palabras. Tomando la decisión de quedarse en la casa de su amiga por tres meses.
La biblia no relata lo sucedido en estos tres meses con María y Elizabeth, pero me imagino que ese tiempo allí, ayudo a María a estar en la presencia de Dios, logrando madurar en el propósito que Dios iba a realizar en ella. Y eso es lo que Dios nos quiere enseñar en esta semana, correr y buscar ayuda con nuestras hermanas de la fe.
Y es que, para controlar nuestros pensamientos, nos necesitamos unas a otras para ayudarnos a vivir en la palabra. María se levanto apresuradamente, para pedir consejo a Elizabeth y poder enfrentar lo que vendría. De la misma manera comparte con tus hermanas lo que sientes. La vulnerabilidad es la transparencia emocional, todas tenemos una debilidad, y esa vulnerabilidad no nos hace menos, (diga el débil fuerte soy) y en esa debilidad Dios se glorifica para nuestro bien, y usa a nuestras hermanas en Cristo para ayudarnos a depender de Dios.
María maduro espiritualmente cuando creyó la verdad y aceptó la voluntad de Dios. Por eso debemos creer en la palabra de verdad y revestirnos de ella. Ingiere la verdad, para que tengas esas emociones que te gobiernen según la voluntad de Dios.
Jeremías 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (RVA). Si la propia palabra se refiere al corazón como un engañoso con mas razón debemos correr en busca de ayuda y no dejar que nos domine en momentos de angustia. Corre a la fuente de verdad siempre.
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